Mauro Saviola

Mauro Saviola aprende a conocer la madera desde que era niño, a apreciarla y darle forma, trabajando en el taller de su padre, el ebanista Alfredo, donde ya fue aprendiz de carpintero a los 11 años, en 1949. Después de la guerra, la profunda pobreza empuja a todos a ganarse la vida, y el taller de los Saviola se las ingenia por construir mangos de escoba. Con la llegada de la aspiradora, los Saviola deben recurrir al comercio de madera y carbón para la calefacción. Sin embargo, una vez más, el progreso no beneficia a la pequeña empresa, cuando las estufas de leña son reemplazadas por gas butano, que trae calor a los hogares, eliminando la demanda de leña.

Mauro Saviola empieza a producir los primeros paneles hechos con ramas de álamo y obtiene inmediatamente un notable éxito. Los únicos problemas están relacionados con el pegamento de urea, que es suministrado por el petrolero Nino Rovelli de Montecatini y Sir, gigantes químicos que juegan para aumentar los precios. En 1968, Saviola construyó una fábrica en Viadana para obtener el adhesivo de forma independiente y en 1973 abrió Sadepan Chimica, el primer fabricante de pegamentos para madera en Italia con bajo contenido de formaldehído. El centro químico experimentará un rápido desarrollo a lo largo de los años, convirtiéndose en el primer proveedor nacional de resinas de urea y melamina. La última de las plantas químicas se inauguró en diciembre de 2003 en Genk, Bélgica.

Mientras tanto, las tecnologías están evolucionando, la investigación continúa sin cesar, las ganancias aumentan y poco a poco llegamos a la realidad actual: un sistema industrial compuesto por 20 empresas distribuidas en Lombardía, Véneto, Toscana y Marche, con fábricas también en Argentina, Bélgica, Alemania y más de 1500 empleados. Empleados que siempre han sido llamados "colaboradores", dada la sincera relación de confianza que se ha instaurado a lo largo del tiempo con ellos.